Enemigos de Jardín son esencialmente bélicos y están bastante verdes, su posología recomienda lo de siempre, 
no consumir en grandes dosis y mantener fuera del alcance de los niños. Uso oral no tópico. 
No hay teléfono para casos de urgencia, pues en general saben que uno solo se apaña.



Enemigos de Jardín

Por favor, por el amor de Dios y de nuestra Señora del Carmen, dejen de leer el Principito. El Principito es un libro sólo para estados larvarios del conocimiento, para mentes blandas, para niños cuya masa ósea aún no se ha solidificado. En el momento en el que uno sabe que el biberón no es para metérselo por el culo, que no debe llevarse a la boca todo lo que encuentra por la calle, en el momento que uno aprende que en la vida hay cuchillos y armas, que hay daño, que hay violencia, que hay necesidad de protección, que no vamos a estar toda la vida mamando de los pechos de nuestras madres, uno ya no debe seguir con la lectura del Principito. Ni siquiera para garabatear en la carpeta de la chica de clase “lo esencial es invisible a los ojos”. NO. Lo esencial DEBE ser invisible a los ojos. Lo esencial pertenece a una categoría de ocultamiento, y como tal, debe esconderse, disimularse, la gente no debería jamás jugar con lo esencial, lo esencial se guarda en botes pequeños, sí, pero también en los hangares del Área 51, en nuestros frigoríficos, en nuestras mesillas de noche. Y sobre todo, lo esencial no tiene forma de niño rubito con rizos y guardapolvo pasado de moda que vive en un puto planeta con cuatro margaritas, una oveja y viendo cómo una culebra se come a un elefante y no haciendo absolutamente nada más en todo el santo puto día, salvo contarle una historia de no se sabe qué a un aviador mileurista que no puede resolver si el niño existe realmente o es una alucinación provocada por las dos botellas de vodka que se ha metido en el cuerpo antes de desayunar. El Principito es blando, es jabonoso, es tierno, es bonito, es esencial, es un puto coñazo. Si ustedes respetan verdaderamente lo esencial, si ustedes tienen un ápice de respeto por el sufrimiento y la verdad, dejen de comprar este libro en todas sus modalidades de edición. Y por favor, y sobre todo, no lo compren para aprender francés. Ustedes no tendrán nunca en la vida la necesidad de decir en francés Boa Constrictor, ni explicarle a nadie que vive en un planeta de dos metros cuadrados y que viste como un gilipollas porque no hay un H&M donde comprarse un jersey decente.

1 comentarios:

Carol Bret dijo...

¿Y si volviera el Principito? Con vuestro permiso, comparto enlace a una entrada relacionada:

http://atlantecemos.blogspot.com/2010/12/el-principito-ha-vuelto-version-post.html

Saludos y enhorabuenas!